sábado, marzo 04, 2006

Una Relación con Propósito

[Tal vez sería mejor imprimir esta página para que puedan orar por mí en sus tiempos con el Señor]

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella… Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. (Efesios 5:25, 30, 31)

La mayoría de los humanos busca, o al menos anhela, casarse. Muchos lo hacen porque es una tradición humana y es lo normal y común. Después de todo el matrimonio es independiente de la cultura, la geografía y la época. Otros piensan que sin casarse, jamás serían felices. También lo hacen como forma de combatir la soledad o el vacío existente en sus almas. A veces es por la presión del medio. Muchos ni siquiera lo piensan, simplemente aterrizan en este estado como consecuencia de sus incontenibles emociones y afecto por la otra persona. No todas estas razones son necesariamente malas (o buenas).

Sin embargo, las Sagradas Escrituras revelan el maravilloso misterio del plan de Dios al concebir el matrimonio: es “acerca de Cristo y de la iglesia”. Como ninguna otra relación entre humanos, el matrimonio instituido por Dios desde la Creación misma, fue ideado como la figura de una asombrosa relación que no sería revelada sino hasta miles de años más tarde: la relación de Cristo con su amada Iglesia.

Cómo seres humanos limitados, nos es difícil comprender verdades teológicas profundas que hablan de un Dios infinito, eterno y santo. Sin embargo, Dios emplea magistralmente figuras y modelos que apelan a nuestros sentimientos y emociones más íntimos y que nos afectan profundamente para comunicar el misterio más maravilloso de todos los tiempos: “el EVANGELIO de la gracia Dios”.

No es coincidencia que el Matrimonio haya estado presente ya en los primeros versos de Génesis (2:24), ni tampoco que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento contengan considerables porciones dedicadas a este tema. Tampoco es casualidad que los capítulos finales del Apocalipsis, que cierran majestuosamente el Libro Sagrado, mencionen la celebración de la boda donde la novia desciende pura, limpia y sin mancha para unirse por fin con su Amado: el Rey de los Siglos quien entregó su vida y derramó su sangre para santificarla, a fin de presentársela a sí mismo, una novia en toda su gloria, santa e inmaculada. “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado…” (Apocalipsis 19:7).

El matrimonio fue creado primariamente para la gloria de Dios, ya que revela vívidamente la relación entre Cristo y su Iglesia, hecha posible sólo mediante la Cruz. Cuando un varón elude el casamiento por razones no bíblicas, se está negando a sí mismo la posibilidad de comprender el amor de Cristo desde un punto de vista muy especial. El nivel más profundo de intimidad entre un hombre y una mujer consumado en el aposento nupcial no es sino una figura de la inescrutable intimidad que Cristo desea tener con su Iglesia.

En su maldad y pecado, los hombres se rebelan abiertamente contra Dios y deciden contaminar, distorsionar y deshonrar el propósito divino para el matrimonio. He ahí la eminente importancia de defenderlo. Por lo tanto, como cristianos debemos confrontar y combatir el divorcio, la homosexualidad, el adulterio, la inmoralidad sexual, la pornografía, las relaciones ilícitas prematrimoniales y extramaritales, el solterío prolongado y ego-centrista que busca eludir el compromiso y la responsabilidad, el libertinaje y un sin fin de mentiras que la sociedad moderna introduce para reemplazar con ideas nuevas las verdades inmutables de la Palabra de Dios. Debemos considerar que NO es una simple tradición humana que está en peligro, sino la misma gloria de Dios. Cuando la humanidad contemporánea intenta desestabilizar o deformar el matrimonio y la pareja, es el Evangelio y la Cruz los que en última instancia son atacados.

Los cristianos deben vivir a la luz de las Sagradas Escrituras y no ser arrastrados por las corrientes de filosofías modernas y humanas. No sólo debemos enseñar la verdad, sino que debemos anhelar vivirla y practicarla. Por un lado, la corrupción se hace visible en el interior de la iglesia, en la cual se observan las mismas dolencias que en el mundo. El modelo original es distorsionado por nuestro propio pecado resultando en enlaces donde el varón NO ama a su mujer como Cristo amó a su Iglesia, ni la mujer se sujeta a su marido como la Iglesia debe sujetarse a Cristo. Por otro lado, Dios nos ha redimido para restituir lo que ha sido contaminado, para enderezar lo que ha sido torcido. Estamos llamados a reflejar la gloria de Dios en el matrimonio, a ser maridos y mujeres que se alinean a su diseño invariable, a preparar e incentivar a nuestros hijos para y rumbo al casamiento, a ayudarles a luchar tenazmente por su pureza sexual para que puedan llegar al mismo en la santidad que Dios demanda y para que puedan honrar los roles que Dios ha trazado en su Palabra. Somos llamados a ser Luz en un mundo de tinieblas infectado por el cáncer del pecado.

Con el fin de lograr este objetivo, en medio de nuestras iglesias existe lo que llamamos una: “relación con propósito”, que es simplemente una relación de amistad entre un joven y una jovencita que, bajo la supervisión de cristianos maduros, deciden en fe establecer esta amistad con la intención de explorar si en efecto es la voluntad de Dios que ellos formen juntos un matrimonio. Sin embargo, el éxito de este proceso NO necesariamente implica el casamiento, sino el identificar con claridad la voluntad de Dios para ambos, pudiendo determinarse al final que no están llamados a ser marido y mujer. Para honrar a Dios, la relación debe caracterizarse por pureza, transparencia, sujeción a los supervisores involucrados, humildad, paciencia y fe en que Dios hará conocer su voluntad en el momento indicado.

Durante los últimos años, he sido diligente buscando iniciar relaciones con propósito con el anhelo de casarme, reconociendo la significativa importancia del Matrimonio desde una perspectiva bíblica. En su soberanía insondable, misericordia abundante, bondad infinita y sabiduría inescrutable, Dios no ha permitido que estos intentos den fruto. Entre tanto, Él ha provisto la gracia para que yo continúe esperando (a veces desesperadamente :). Asimismo, varios hermanos han estado apoyándome constantemente en oración.

En su providencia, el Señor ha abierto las puertas en el mes de Enero para empezar una “relación con propósito” con Caryn, una joven cristiana que forma parte de la iglesia en Maryland, a la cual asisto, y alguien a quien respeto sobremanera por su caminar con el Señor. Es mi oración que Dios nos guíe de acuerdo a su voluntad, cualquiera sea la misma.

Una de las características de una “relación con propósito” es que, aunque la relación se emprende apuntando hacia el matrimonio, no se sabe con absoluta certeza el desenlace de la misma. Con toda honestidad puedo decir que no sé si Caryn será mi esposa. Sin embargo, estoy convencido de que Dios es fiel para guiarnos a través de sus designios y revelar su voluntad mientras tomamos pasos de fe, confiando en su eterna bondad.

Por favor, les pido sus oraciones por nosotros:

  • Para que el centro de nuestra relación sea Cristo, nuestro Salvador,
  • Para que fijemos nuestra mirada en el Señor y dependamos humildemente de Él,
  • Para que el deseo de casarse nunca sobrepase el deseo de adorar a Dios por sobre todas las cosas,
  • Para que nuestro gozo y felicidad estén fundados primordialmente en el amor de Dios por cada uno, demostrado en la Cruz del Calvario,
  • Para que aún si debiéramos continuar solteros lo hagamos con contentamiento, reconociendo que Dios es más que suficiente para llenar nuestras vidas,
  • Para que luchemos por y seamos preservados hasta el fin en pureza sexual, física y mental,
  • Para que escuchemos y seamos guiados más por la voz de Dios que por nuestros sentimientos y emociones,
  • Para que reconozcamos que aún el inicio de una Relación con Propósito es una bendición de Dios por la cual debemos estar agradecidos, independientemente de su culminación,
  • Para que podamos incentivarnos el uno al otro a amar y buscar más al Señor,
  • Para que no nos aislemos del resto sino que busquemos incluir a otros, en particular personas sabias y maduras,
  • Para que andemos en Luz,
  • Para seamos humildes ante Dios y el uno con el otro,
  • Para que seamos obedientes y pacientes esperando el tiempo de Dios,
  • Para que reconozcamos la gracia de Dios trabajando en nuestras vidas individualmente y como pareja,
  • Para que seamos transparentes y honestos el uno con el otro,
  • Para que no seamos dominados por el temor,
  • Para que no seamos distraídos en nuestra comunión individual diaria con el Señor,
  • Para que no estemos ansiosos,
  • Para que sepamos aceptar la voluntad final de Dios, aún cuando ésta no sea lo que esperábamos,
  • Para que yo pueda ser un líder humilde, asumiendo mi responsabilidad y mi rol como varón,
  • Para que sea sabio, estratégico, ordenado y disciplinado en mi liderazgo
  • Para que tengamos tiempos de regocijo, esparcimiento y conversaciones que nos permitan conocernos el uno al otro,
  • Para que demuestre mi respeto y admiración por Caryn de manera apropiada, oportuna y progresiva,
  • Para que el amor genuino de Cristo se sobreponga a nuestro egoísmo

Gracias por ser parte de mi vida…