Esta es la primera Navidad que celebro con mi amada Caryn. Es difícil creer que ya ha pasado casi un año desde que nos casamos y que en apenas unos días nuestro primer retoño de amor nacerá. Como familia nos esperan años llenos de emoción, mientras vemos crecer a nuestros hijos y construimos con gozo nuestras propias tradiciones navideñas, combinando y fusionando viejas costumbres familiares y añadiendo nuevas a la composición.
Así es como celebramos el 25 de Diciembre, nuestra primera Navidad. Empezamos nuestra mañana cantando una alabanza navideña, recordando el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo. Luego, leímos el pasaje bíblico de Mateo 1:17-25, intercalando los versos en inglés y español, para que Annita pudiera escuchar en los dos idiomas. En el pasaje un ángel del Señor le habla en sueños a José sobre el niño que el Espíritu Santo había engendrado en María y le dice (v. 21): “dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados”. Entonces contamos a Annita cómo el Señor había tenido misericordia de sus papás y se había revelado a ellos, salvándoles de sus pecados y le dije que mi oración más persistente por ella es que un día Jesús se revele a su vida y ella le conozca y le acepte. Luego rememoramos los regalos que recibimos de Dios en el último año: nuestro casamiento, la concepción de nuestra hijita, provisión económica, un nuevo grupo pequeño en la iglesia y nuevas relaciones, para citar sólo algunos. Nuestros corazones se llenaron de gratitud y esperanza renovada. Entonces abrimos regalos después de un delicioso desayuno navideño preparado por mi esposita. ¡Qué gran tiempo de celebración!
Así es como celebramos el 25 de Diciembre, nuestra primera Navidad. Empezamos nuestra mañana cantando una alabanza navideña, recordando el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo. Luego, leímos el pasaje bíblico de Mateo 1:17-25, intercalando los versos en inglés y español, para que Annita pudiera escuchar en los dos idiomas. En el pasaje un ángel del Señor le habla en sueños a José sobre el niño que el Espíritu Santo había engendrado en María y le dice (v. 21): “dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados”. Entonces contamos a Annita cómo el Señor había tenido misericordia de sus papás y se había revelado a ellos, salvándoles de sus pecados y le dije que mi oración más persistente por ella es que un día Jesús se revele a su vida y ella le conozca y le acepte. Luego rememoramos los regalos que recibimos de Dios en el último año: nuestro casamiento, la concepción de nuestra hijita, provisión económica, un nuevo grupo pequeño en la iglesia y nuevas relaciones, para citar sólo algunos. Nuestros corazones se llenaron de gratitud y esperanza renovada. Entonces abrimos regalos después de un delicioso desayuno navideño preparado por mi esposita. ¡Qué gran tiempo de celebración!
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